Cooperativa en alerta: Resiste presiones políticas en Villa Nueva

Con más de cuatro décadas de historia, la Cooperativa de Agua Potable, Obras y Servicios Públicos de Villa Nueva Ltda. continúa siendo una pieza clave en la vida cotidiana de la ciudad. Su origen está profundamente vinculado a la salud pública y la organización vecinal: “La cooperativa arranca allá por los años 70. Un médico villanovense detectó varios casos de hepatitis y se juntaron un grupo de vecinos para traer el agua potable a Villa Nueva”, rememora su actual presidente, Javier Machado.

En aquel entonces, cada hogar dependía de su propio pozo, sin controles ni planificación. La llegada de la cooperativa no solo significó agua segura, sino también un modelo colectivo y solidario que aún hoy garantiza servicios esenciales.

Servicios esenciales con mirada social

Actualmente, la cooperativa abastece de agua potable al 98% de la ciudad. También brinda servicios cloacales, telefonía celular, movimiento de suelo y obras privadas. Todo bajo una lógica de economía social y sin fines de lucro, priorizando la salud, la equidad y la cercanía.

“Más que todo por la salud de los villanovenses se generó la cooperativa. Y no hay otra institución que represente mejor la solidaridad en la provincia que una cooperativa”, enfatiza Machado.

Tensiones con la gestión municipal

Sin embargo, no todo es armonía. La actual coyuntura presenta serias tensiones con el municipio, que, según denuncia el dirigente, limita el desarrollo autónomo de la entidad mediante congelamientos tarifarios, presiones políticas y trabas legislativas. “El año pasado nos congelaron la tarifa durante los meses de mayor inflación. Este año pedimos un 30% y nos dieron un 12%, que es prácticamente la nada”, sostiene Machado.

El incremento solicitado incluía un 28% para recuperar el impacto inflacionario del año anterior y un 2% vinculado al aumento del canon provincial de extracción de agua, que subió un 400%. A esto se suma la suba de impuestos municipales del 280%, marcando una evidente contradicción. “Les dicen a los concejales que cuiden el bolsillo de la gente con el agua, pero no se lo cuidan cuando suben los impuestos”, resume.

Autonomía y resistencia ante la injerencia

Para la cooperativa, la autonomía institucional es un principio innegociable. “Todo lo que hacemos es político, pero no partidario. La política partidaria se queda afuera de la cooperativa”, advierte Machado, diferenciando compromiso social de alineamiento gubernamental.

Frente a intentos de intervención o captación política —como interferencias en asambleas distritales o intentos de municipalización del servicio—, la entidad refuerza su vínculo con los centros vecinales, planifica el traslado de la planta cloacal y apuesta a espacios de formación con referentes como Marcelo Gatti.

“Una ambulancia privada ni municipal te va a buscar a la punta de una montaña. La cooperativa sí va a estar ahí”, grafica Machado sobre el rol esencial de la institución.

Un modelo que resiste

La historia reciente muestra antecedentes de resistencia ante intentos de privatización o traspaso del servicio, como los proyectos que buscaban entregarlo a Agua Cordobesa, una firma de capitales franceses. “Una cooperativa se queda, una empresa junta la plata y se va”, sostiene.

También recuerda el caso de Carlos Paz, donde la intervención municipal fracasó y debió ser revertida. “La gente después pide que vuelva la cooperativa porque el servicio no se sostiene”, remarca.

El conflicto actual, según Machado, no se limita a una disputa tarifaria. Se trata de un modelo de políticas públicas, donde la economía social y solidaria se enfrenta a lógicas de mercado y control político. “El agua no puede quedar atrapada en un escritorio político. Es un derecho y un recurso estratégico. Y como tal, debe ser defendido desde la comunidad organizada”, afirma.

Desafíos a futuro: juventud, ambiente y sostenibilidad

Machado plantea con preocupación el envejecimiento del movimiento cooperativo. “Hoy, en las reuniones provinciales, somos todos de 50, 60, 70 años. Necesitamos recambio, aire nuevo. Hay que arrancar de nuevo con el cooperativismo en las escuelas”, reclama.

La cooperativa también avanza en iniciativas ambientales: trata de forma diferencial los residuos industriales, no vierte efluentes al río y gestiona 47 hectáreas rurales donde infiltra los residuos tratados. Además, comenzó a talar eucaliptos para reforestar con especies nativas como casuarinas y algarrobos.

En cuanto a la relación con el Gobierno Nacional, también hay tensiones: un subsidio solicitado al INAES en junio de 2024 fue depositado solo tras insistentes gestiones. “Esperamos que no vengan por las cooperativas de Córdoba como lo están haciendo en Buenos Aires”, alerta.

Inclusión y compromiso social

Actualmente, un 10% de los asociados recibe tarifa social. También se otorgan exenciones a jubilados con la mínima y veteranos de Malvinas. “Cuando asumimos había más de 100 tarifas sociales que no correspondían. Las revalidamos con organizaciones sociales y las orientamos a quienes realmente las necesitaban”, detalla el presidente.

Pese a los fuertes aumentos de costos (entre 70% y 85% del presupuesto se va en salarios y energía), la cooperativa no traslada ese impacto a la tarifa. “Pedimos un 30% para sostener sueldos y servicios básicos. Si fuera para invertir, tendríamos que pedir el 60%”, explica.

La cooperativa emplea a 25 familias de Villa Nueva, muchas de ellas con vínculos generacionales. “No somos una empresa, somos una familia extendida. Hay inclusión, arraigo y compromiso”, concluye Machado.

Fuente: Vertices

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