En medio del ajuste, la UTN resiste y crece con esfuerzo propio
En un contexto de desfinanciamiento, tarifazos y deterioro salarial, la Facultad Regional Villa María de la UTN enfrenta una realidad compleja.
Según el decano Norberto Gaspar Cena, el presupuesto actual apenas alcanza para cubrir el 40% de los gastos, mientras los costos fijos, como la energía eléctrica, se disparan: “antes pagábamos seis millones por año de luz; hoy pagamos seis millones por mes”.
Gaspar Cena, ingeniero en Sistemas y docente, lidera una gestión que no se resigna ante el ajuste. Pese a que el presupuesto universitario se destina casi en su totalidad a sueldos —“debería ser 85% salarios y 15% funcionamiento, pero hoy es 95-5, incluso 96-4”— la institución continúa ampliando su matrícula y su oferta académica. “Pasamos de una a tres comisiones en primer año de sistemas, con el mismo presupuesto”, señala el decano, y agrega que “el Estado no te manda los salarios por abrir una comisión más. Los cubrís vos con lo que tenés”.
El incremento de tarifas no es el único desafío. También lo es el deterioro de los ingresos del personal. “Ya hay cuatro categorías de las siete que tienen bonos. No se trata de premios, sino de un salvavidas”, explica sobre los pagos no remunerativos que reciben muchos trabajadores. Y detalla: “un profesor adjunto hoy cobra entre 200 y 225 mil pesos por 10 horas semanales”. A pesar de estas condiciones, el compromiso con la educación pública sigue firme.
La respuesta de la UTN Villa María ha sido buscar vínculos con el territorio. Mediante convenios con municipios como Bell Ville, Ballesteros, James Craik y Monte Maíz, se desarrollan capacitaciones, tecnicaturas y escuelas de oficios pensadas para responder a las necesidades regionales. “Nos vinculamos con el medio para generar productos propios”, sintetiza Cena, quien sueña con “una universidad verdaderamente obrera, cercana a la ciudadanía y con fuerte desarrollo productivo regional”.
Lejos de encerrarse en lo académico, la UTN se proyecta como motor de transformación. “Muchas veces el sistema suele ser un poco endogámico. Salir al territorio es romper el encierro académico”, afirma. Y remata: “una universidad al servicio del pueblo”.
En tiempos donde el ajuste parece la única receta, la Facultad Regional Villa María de la UTN demuestra que también se puede resistir con creatividad, compromiso y visión estratégica.
Fuente: Vertices