La llegada de las sociedades anónimas deportivas: ¿Un golpe al fútbol del interior?

Escribe: Lic. Martin Giachello 

La posible llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) al fútbol argentino ha generado un debate que va más allá de la elite futbolística. Si bien la propuesta parece tener como objetivo principal la profesionalización y modernización de los clubes, hay una preocupación latente: el impacto que esta medida tendría en el fútbol del interior.

Uno de los pilares del fútbol argentino ha sido, históricamente, la estructura asociativa de los clubes. Estas instituciones, en su mayoría gestionadas por socios, no solo representan al deporte en su máxima expresión, sino que son el corazón social de muchas comunidades. Cambiar este modelo podría significar un golpe devastador para los clubes más pequeños y, en particular, para aquellos que representan a ciudades del interior.

El fútbol del interior ha luchado siempre por visibilidad y recursos. Equipos como los de la Liga Villamariense y otras ligas regionales enfrentan enormes desafíos para sostenerse y competir. ¿Qué pasaría si el capital privado tomara el control de los clubes más grandes? En un escenario donde las SAD dominen el fútbol de élite, los recursos financieros podrían concentrarse aún más en los equipos de Buenos Aires o de las principales capitales provinciales, dejando en el olvido a los clubes del interior, que dependen de la solidaridad y la identidad local.

Además, el riesgo de la llegada de capitales con intereses puramente comerciales podría terminar con las raíces culturales de muchos equipos. Los clubes del interior son algo más que fútbol: son centros de reunión, cultura y sentido de pertenencia para sus localidades. Si la rentabilidad se convierte en el objetivo principal, estos valores fundamentales podrían desaparecer.

En definitiva, la llegada de las SAD al fútbol argentino podría perjudicar gravemente al fútbol del interior, marginando a clubes y comunidades enteras en favor de un modelo que prioriza el negocio por encima del deporte y el arraigo social. Mientras los beneficios podrían ser atractivos para los equipos de las grandes ligas, es necesario poner sobre la mesa las consecuencias que este cambio tendría en el ecosistema del fútbol más allá de los grandes escenarios.

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